Emine Sevgi Özdamar - Seltsame Sterne starren zur Erde
Tratamiento de los temas representativos de la literatura del discurso multicultural en Seltsame Sterne starren zur Erde
En este epígrafe se estudian y analizan los temas comentados en el capítulo tres como característicos de las obras inscritas en el fenómeno literario del discurso multicultural de autores turco-alemanes y que se resumen del siguiente modo: la identidad, la foraneidad, el retrato de la inmigración y el idioma (Véase para mayor detalle el capítulo 3. p. 139 ss. de esta tesis).
El tema de la identidad
La identidad del yo narrativo se halla fragmentada. Özdamar refleja esta fragmentación metafóricamente en la división de Berlín. La existencia del muro que separa la ciudad en dos zonas y dos sistemas políticos diferentes constituye un reflejo de la separación existente entre Europa y Turquía y sus dos modos – en cierto modo antagónicos - de concebir el mundo. Pero, la autora no se detiene en esta división, sino que ahonda aún más en este aspecto y ofrece al lector la separación de Estambul en parte europea y asiática.
Precisamente, esta disociación torna a la protagonista en una trotamundos en constante movimiento entre Berlín Occidental y Oriental. El desasosiego la lleva de Turquía a Berlín, allí de un lado del muro a otro, posteriormente de Alemania a Dinamarca y, por último, de Berlín a París. Esta inquietud origina una huida hacia delante. Deja atrás su vida en Turquía por motivos ideológicos e intenta crear una nueva identidad que le permita llevar una vida libre y enriquecedora:
“Ach, schöne Jahre , in Berlin auf der Bühne stehen, Josef, ach, Wald in Istanbul, ach, die Toten, die Getöteten. Ich bin nicht rückwärts gegangen, ich bin nach vorne geflüchtet, alles in Ordnung. Die Einsamkeit ist nützlich, wenn es auch manchmal am Nachmittag schwer ist, wenn ich nach Hause komme.
[...]
Ich zerreiβ das idealistische Denken, sie gehören auch zum Leben, die Geschichten, die mich traurig gemacht haben, in der Türkei. Die Türen der Fehler sollen sich schlieβen. Jetzt ist es Zeit, durch Wissen weicher zu werden. In der Türkei konnte ich meine Hand und meinen Arm nicht bewegen.”(Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 104 ss)
Sin embargo, esta nueva vida está plagada de intranquilidad, reflejada en el constante ir y venir de la narradora, una viajera infatigable, que huye de ruidos y situaciones que no le permiten reposo, como se deduce del siguiente fragmento:
“Vielleicht hatte der Hund sich nur verlaufen, aber ein Ostberliner Hund war es nicht. Der Hund bellte schon wieder, und so laut. Ich hielt es nicht mehr aus. Morgen wäre ich sowieso zum Theater in Ostberlin gefahren. Es war 5 Uhr 30 am Morgen. Ich fahre sofort. Der Hund kann mir nicht in den Osten folgen. Drauβen ist es nicht kälter als hier drinnen, ich werde nach Ostberlin gehen und die letzten Weihnachtsstunden dort verbringen.” (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 15)
La decisión de pasar al lado Este de la ciudad en plena madrugada del día de Navidad pone de manifiesto el desarraigo de la narradora. Sola en el día de esta festividad, no tiene nada que hacer, ni con quien ir. La única mención a un ser vivo es la del perro y éste, con sus ladridos, subraya la soledad de la narradora. Asimismo, la mención de la frialdad existente en el interior de la vivienda incide en esta soledad. No importa si está en la calle o en la vivienda. En ambos sitios reina el frío.
Se observa, además, que la fragmentación del yo narrativo conduce a un constante salto de Alemania a Turquía. Comienza a referir un suceso que tiene lugar en Berlín y, de forma imprevista, continúa narrando un acontecimiento que tuvo lugar en Estambul:
“Heute fuhr ich mit der Straβenbahn durch Ostberlin. Die Straβenbahn spielt an vielen Plätzen die Hauptrolle. Plötzlich stiegen viele Menschen aus und rennen zu einer anderen Bahn. In Istanbul fuhren die Nachtbusse auf einsamen Straβen am Meer entlang, manchmal rannten die Hunde hinterher. Hier ist kein Hund zu sehen. Die Räder knirschen wie eine ungeölte Tür.“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 15)
Recurre a la técnica filmográfica para, mediante la superposición de imágenes, incluir un acontecimiento diferente en el relato. Un hecho cotidiano como viajar en tranvía desencadena un recuerdo y lo inserta en el relato sin ningún tipo de reseña tipográfica o puntuación que indique que se trata de un inciso.
El recurso literario de evocar Estambul de forma reiterada da lugar a una comparación entre una ciudad y otra. De este modo, en el fragmento que se reseña más abajo, llama la atención al lector la gran variedad de voces que asocia con la ciudad turca, mientras que los sonidos que relaciona con Berlín son muy parcos:
“Abends. Grau und heiβ. Aus den Fenstern schauen Männer in Unterhosen heraus. Ich saβ mit geschlossenen Augen in meinem Zimmer, die Stimmen von Berlin: Der Wecker, Vogelgezwitscher, Motoren, Kinder, Autos, Straβenbahn. Die Stimmen von Istanbul: Wassserverkäufer, Süβigkeitenverkäufer, Getreideverkäufer, die Blindenstöcke auf dem Pflaster, die plötzlich hochfliegenden Tauben, Möwengeschrei, hupende Schiffe am Bosporus, das Zirpen der Grillen, Katzen auf den Dächern auf der Suche nach Liebe, Gesänge aus den Minaretten, Hundegejaul, die Stimmen der Obst- und Gemüseverkäufer, Marktplätze, Menschen, Menschen.“(Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 147)
La mayoría de los sonidos berlineses enumerados por la narradora evocan fundamentalmente actividad laboral, mientras que los sonidos de Estambul retratan un cuadro variopinto, donde trabajo y vida, tanto social como privada, están estrechamente entrelazadas.
La omnipresencia de la ciudad turca está presente en el pensamiento del yo narrativo; ésta, pese a su huida hacia delante, no puede dejar atrás sus raíces, su esencia turca, pues esto significaría para la autora un abandono de sí misma. De ahí el hibridismo cultural de la narradora.
Emine Sevgi Özdamar realiza un gran esfuerzo por adaptarse e integrarse en el país de acogida: vive en una comuna en Wedding, comparte piso en Berlín Oriental, actúa como cualquier mujer occidental emancipada, pero, sin embargo, no puede escapar de sus orígenes. A este respecto es muy ilustrativa la cita que el propio yo narrativo inserta en la novela:
“Mein Mann hatte gesagt:
Du sagtest: »Ich werde in ein anderes Land fahren.
An ein anderes Meer. Ich werde eine bessere Stadt finden
Als diese, wo jede meiner Anstrengungen zum Scheitern verurteilt
Ist,… «
Du wirst keine neuen Länder entdecken, keine anderen
Meere.
Die Stadt wird dir folgen. Du wirst durch dieselben Stra-
ßen
Streifen, in denselben Vierteln alt werden” (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 57)
Nuevamente se observa la ciudad como metáfora, en la que ésta representa la identidad del yo narrativo, las raíces que éste no puede abandonar por hallarse irremisiblemente implantadas en su ser.
El tema de la foraneidad
Unido al tema de la identidad se halla el de la alteridad, la diferencia entre el mundo cultural de la autora y el de los demás personajes de la novela. Esta diferencia no se observa en los personajes en sí, sino en el tratamiento que la autora da a la foraneidad en esta obra. En este sentido, conviene destacar que Özdamar retrata la alteridad en dos planos: un plano espacial y otro temporal.
El plano espacial se muestra en el constante ir y venir de la narradora entre las dos zonas de la ciudad. Mediante esta migración casi diaria a) retrata las dos caras del Berlín de los años 1976 y 1977 y b) constata las diferencias existentes a ambos lados del muro.
De esta forma, la fotografía resultante distancia la diferencia del yo narrativo con respecto a la de la propia ciudad. Por tanto, la foraneidad no se refleja entre costumbres alemanas y turcas, sino en el retrato de un ámbito alemán con dos lados diferentes. De este modo, subraya que la otredad no sólo existe entre distintas culturas, sino también en la propia cultura autóctona.
En este sentido cabe entender la reflexión ingenua de la narradora al comprobar que en ambas partes de Berlín llueve, hace frío o luce el sol.
“Der Winter war auf beiden Berlin-Seiten sehr kalt. Die Straßen waren glatt wie ein Spiegel, und an den Mercedes-Autos und den Trabants wurden morgens die Fenster freigekratzt. In beiden Teilen der Stadt hörte ich die gleichen Geräusche. Schnee lag auf den Ost- und Westberliner Wimpern, niesende Menschen in beiden Berlin, über den vereisten Westberliner Seen und der Ostberliner Spree liefen die Enten und hoben einen ihrer Füße wegen der Kälte hoch. In der WG gingen wir immer wieder in die heiße, dreibeinige Badewanne. Die Büglerinnen und Schneiderinnen in der Etage unter uns arbeiteten wegen der Kälte in ihren langen Mänteln .” (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 61)
En esta obra, Özdamar destaca los elementos que unen. Por tanto, recordando la reflexión de Homi Bhabha (Bhabha, Homi, K. (1994): The Location of Culture. New York: Routledge, pp. 86-88), que la vida entre culturas no implica un mero intercambio entre éstas, sino, por el contrario, la creación de nuevas formas culturales, se entiende el constante paralelismo entre las formas de vida turca, germano-oriental y germano-occidental. En esta comparación, el yo narrativo resalta las semejanzas en un intento por crear un tercer espacio en el que prevalezcan los elementos comunes:
“Heute abend haben Gabi und ich uns unsere Fotos aus der Schauspielschulzeit gezeigt. Schauspielschule Istanbul und Ostberlin. Gleiche Kostüme, gleiche Gesten. Die beiden Schulen sind 2000 km voneinander entfernt. Wir tranken drei Kannen Pfefferminztee.” (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 193 )
En el plano temporal, la alteridad se manifiesta en las imágenes de Estambul y Berlín que la narradora ofrece al lector. La autora, mediante una técnica narrativa fotográfica, en la que inserta dentro de estampas berlinesas súbitos retazos de imágenes estambulenses, viaja a la ciudad del Bósforo. Özdamar enfatiza de esta forma la alteridad de la protagonista. Ésta, aún habiendo decidido libremente emigrar a Alemania, sigue muy vinculada a su país. Por consiguiente, cabe interpretar estos frecuentes ’flash-backs’ de la narradora como el cordón umbilical que la mantienen unida a su lugar de origen y su pasado; esta unión le aporta la savia necesaria, para mantener su identidad foránea en el país de acogida. Un ejemplo sería el fragmento:
” Die Straße war leer, die Bäume hatten keine Blätter mehr, die Absätze meiner Schuhe waren schiefgetreten von den Istanbuler Pflastersteinen. » Um diese Zeit laufen in Istanbul Hunde in Gruppen von einer Gasse zur anderen. Und wenn der Muezzin auf dem Minarett sein Gebet singt, jaulen die Hunde im Chor«, sagte ich.”(Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 46)
La mención de un hecho tan insignificante como los tacones desgastados evoca la reminiscencia y el viaje temporal a la ciudad turca. En otros casos, la rememoración pasa casi desapercibida. Es tan trivial como un fotograma percibido sólo por el subconsciente. Es el caso de este otro ejemplo:
“Irgendwann saßen Susanne und Barbara wieder in der dreibeinigen Badewanne, ihre Beine, die nicht wie bei den türkischen Frauen rasiert waren, hingen über den Wannenrand.” (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 54)
Pero no son únicamente acontecimientos y hechos los desencadenantes de estos recuerdos. La escritora emplea, asimismo, olores y ambientes para producir estas reminiscencias, que le permiten retratar el entorno cultural turco:
“Die Morgenstimmung und der Geruch in den Straßen von Ostberlin erinnerten mich daran, wie meine Großmutter jeden Morgen den Ofen heizte. Sie holte die kalte Asche heraus, schob Kohle und Holz in den Ofen und zündete das Feuer an. Im ganzen Haus roch es dann nach Kohle. […] Ich atmete die Luft tief ein, ein Geruch von Kohle und Autoabgasen wie in Istanbul.”(Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 81)
Se ve cómo Özdamar utiliza los recursos fotográficos para retratar mediante destellos, imágenes superpuestas y combinación de estampas la alteridad en el marco alemán, a la vez que estas fotografías conducen al lector a través de un viaje temporal hacia la ciudad turca. Temporal en doble sentido: tanto por tratarse de evocaciones de los recuerdos de la protagonista, como por introducir al lector en un mundo menos desarrollado que el occidental.
Queda de este modo evidente la diferencia entre la forma de vida alemana y la turca. Es interesante destacar que la escritora utiliza este plano temporal, para subrayar que la alteridad no se debe sólo a la diferencia cultural, sino también a la diferencia derivada de la evolución histórica.
El retrato de la inmigración
El tema de la inmigración no es predominante en esta obra. Se trata de algo secundario, que surge como parte integrante del propio relato, sin adquirir una relevancia destacada.
Pese a no abordarlo de forma directa, parece muy interesante el modo en el que la autora aborda esta cuestión, dado que indirectamente subraya la disociación que produce la emigración en la identidad. Esto se debe indudablemente a la circunstancia de moverse y relacionarse la protagonista con personajes pertenecientes a dos estratos sociales peculiares. Por un lado están los compañeros del piso compartido en Berlín Occidental, la mayoría de ellos estudiantes y de ideología progresista, “Alle außer Reiner waren Studenten, Studenten der Psychologie, Soziologie und Architektur.”(Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 48) , y por otro, los compañeros de trabajo, pertenecientes al mundo del teatro.
Desde el momento en que la narradora se mueve en estos dos ambientes sociales, tiene pocas oportunidades de encontrarse y relacionarse con compatriotas turcos, dado que la mayoría de éstos forma parte de la masa trabajadora inmigrante.
A excepción de los personajes ubicados en Estambul, las demás figuras turcas que viven en Berlín – Este y Oeste – son dos: la gran masa no identificada de inmigrantes industriales y el personaje Murat. A este respecto conviene mencionar que todos ellos son hombres, encarnando la protagonista a la única figura femenina turca de la obra asentada en Berlín.
En un primer momento parece que la autora corrobora los estereotipos reinantes en Alemania y Occidente. De esta manera constata la imagen gregaria del otomano, al que retrata siempre en grupo y en busca de mujeres alemanas con las que mantener relaciones sexuales:
“Im Alextreff saßen viele türkische Männer aus dem Westen mit Geschenken in ihren Plastiktüten, die dort Ostberliner Frauen suchten. Weil sie nicht wußten, daß ich sie verstand, sprachen sie laut über Frauen und Sex. Stundenlang saßen sie da und suchten und suchten.“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 43)
Inmediatamente presenta una imagen conocida y habitual en la Alemania de aquellos años: hombres de piel cetrina y pelo negro que van en grupo y que en el momento de ver a una mujer la desnudan con la mirada y le hablan en turco. Continuando con los estereotipos, reafirma éstos en la idea expresada por el fascista kurdo según la cual la mayoría de los hombres alemanes son homosexuales:
“Der Kurde sagte auf türkisch zu mir:
»Ich freue mich, daß es in Deutschland so viele Homosexuelle gibt. Ich hoffe nur, es werden mehr, damit noch mehr deutsche Frauen für uns zum Bumsen übrigbleiben.«“(Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 41)
Se advierte que el prejuicio va en ambas direcciones, por un lado la imagen alemana del inmigrante turco obsesionado con los temas sexuales y, por otro, la imagen que los turcos tienen de los hombres y mujeres alemanes.
En este mismo sentido cabe interpretar los pasajes en los que Emine Sevgi Özdamar muestra las escenas de turcos en busca de aventuras sexuales con mujeres alemanas:
“In Ostberlin ging ich heute nach der Arbeit im Archiv in das Restaurant am Alexanderplatz, in dem die türkischen Männer wieder auf den Hockern an der Theke saßen. Wenn die Kellnerin an ihnen vorbeilief, fragte sie einer auf türkisch »sikisch?« (ficken).“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 58)
La escritora corrobora de esta manera la idea preconcebida de muchos turcos, para los que la mujer occidental en general y la alemana en particular no merece el mismo respeto que la mujer turca. Por el contrario, el modo de vida emancipado de las primeras – diferente al modo de vida de las mujeres en Turquía - las torna a los ojos de este colectivo en mujeres fáciles, con las que no establecen más relaciones que las sexuales. De ahí que los inmigrantes turcos que se reúnen en el restaurante ‘Alextreff’ esperen hallar alguna joven alemana que los acompañe,
“Im Restaurant Alextreff, wo die türkischen Männer Mädchen suchten, ...“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 106)
y, por consiguiente, no extraña que la masa anónima de turcos en esta obra sea cliente habitual de los burdeles:
“Ich an dem Puff unten im Haus, an dessen Eingang das Schild »Milchladen« hing, vorbei. Die Vorhänge waren immer zugezogen, türkische Männer gingen hier rein und raus.“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 16)
Sin embargo, Özdamar no se contenta con la presentación del estereotipo, y va más allá: retrata la paulatina adaptación de los inmigrantes turcos a la sociedad alemana. Como ejemplo, éstos no pueden sustraerse a la influencia del entorno alemán y sus costumbres, lo que se refleja en el modo en el que la afición al automóvil - tan acentuada entre los alemanes - es adoptada y copiada por los turcos:
“Am Sonntag zeigte mir Peter den Wedding. Die Türken lagen unter ihren Autos und reparierten sie. »In den sechziger Jahren haben die Deutschen genauso unter ihren Autos gelegen. Damals schüttelten die deutschen Frauen ihre Bettlaken aus dem Fenster, genau wie die türkischen Frauen heute.« Ich hörte, wie sich zwei türkische Männer unterhielten, die sich lange nicht gesehen hatten. »Hattest du beim letzten Mal nicht einen Opel?« »Ja, und du den Audi. « Peter sagte: »Die Türken verwandeln sich in Deutsche.«“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 72)
Y retoma más adelante la misma estampa:
“Vor unserem Puff »Milchladen« hörten die Türken laut Musik und reparierten ihre Autos, an der Hausmauer stand auf türkisch »Tod dem Faschismus«.“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 77)
De esta manera, la escritora presenta la paulatina asimilación del colectivo turco al entorno alemán, que poco a poco adquiere las costumbres del país anfitrión, a la vez que se distancia de los hábitos patrios. Se inicia así la disociación entre modelos adquiridos en el país de procedencia y modelos confrontados en el de acogida, contraposición ésta que adquirirá mayor relevancia en la segunda generación.
De modo excepcional, esta imagen estereotipada cambia al retratar a un personaje concreto, Murat. En el momento en el que el individuo abandona el anonimato de la masa su figura inidentificada adquiere contornos específicos y su historia pierde los rasgos estereotipados. A partir de este momento el lector es capaz de identificarse con el personaje y el destino de éste.
Murat, el inmigrante que cumple el rol asignado por los estereotipos, no tiene papeles. Ha llegado a la República Federal de Alemania con pasaporte turista y en cualquier momento puede ser expulsado. Llama la atención el modo en el que Özdamar confronta al lector con esta situación. En ningún momento confirma que esta figura no disponga de papeles. Por el contrario, la narradora infiere este hecho por la forma en que Murat reacciona ante un control policial:
“Die Polizisten kontrollierten gerade unsere Ausweise, als ein türkischer Mann aus dem Puff kam. Er sah die Polizisten und verschwand sofort in der Puff-Tür. Vielleicht hatte er wie ich nur einen Touristenausweis. Als Tourist durfte man sich nur drei Monate in Berlin aufhalten.“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 69)
Ve a la policía y se escabulle hacia el interior del burdel. Esta actuación le permite a la autora establecer la hipótesis de su posible llegada como turista a la República Federal de Alemania. El adverbio ‘vielleicht’ respalda esta conjetura, pues explica a renglón seguido que ‘un pasaporte de turista sólo permite una estancia de tres meses’.
Asimismo, destaca el tratamiento que la escritora da a este personaje. Lo presenta como un inmigrante que al igual que otros muchos no tiene todos sus papeles en regla. En este retrato se refiere a él como ‘ein türkischer Mann’, despojándole de este modo de características personales, dado que representa a todo el colectivo inmigrante turco. En el momento en el que los inquilinos de la comuna le invitan a tomar café y él les relata su historia el personaje adquiere identidad propia. En este instante Özdamar le da un nombre: ‘Murat’.
“… Die Polizei fuhr weg. Der Türke kam heraus. Peter und die anderen luden ihn zum Kaffee ein.
Murat arbeitete als Kellner in einer Eckkneipe, ...“(Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 69)
El retrato físico del personaje es muy escueto. Además de turco, la autora lo pinta como desdentado, basándose únicamente en la falta un diente. Este rasgo se acentúa por el hecho de reír mucho, dejando por tanto al descubierto esta ausencia.
“Murat fehlte ein Zahn, er lachte über seine Sätze so lange, bis wir auch lachen mußten.“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p.69)
Más interesante resulta el retrato psicológico de esta figura. Pues, como todos los inmigrantes padece la fragmentación inherente al abandono de un entorno y unos vínculos sociales conocidos, además de la soledad derivada de la emigración. Esto se constata por el modo en el que este personaje afronta su soltería.
El lector, informado de la soltería de Murat, deduce que ésta es involuntaria por dos circunstancias: en primer lugar, la narradora describe que el turco está abonado a un servicio de sexo a domicilio proporcionado por amas de casa (No deducimos de la lectura quién organiza dicho servicio). Esta prestación le facilita una especie de esposa sustituta, ya que, cuando la mujer enviada por la empresa no es de su agrado, Murat le pide que le realice alguna tarea doméstica.
“Er hatte keine Ehefrau. Aber ein Abonnement für Hausfrauensex. Eine Firma vermittelte Hausfrauen, die für Geld in seine Wohnung kamen. ..., und wenn eine Frau ihm nicht gefiel, konnte er sie bitten, seine Fenster zu putzen oder seine Knöpfe anzunähen. Unter den Fotos im Katalog standen die Eigenschaften der Hausfrauen.“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p.69)
La segunda particularidad que lleva a inferir que se trata de una soltería impuesta es su intención de casarse con una mujer berlinesa oriental. En este momento del relato, la escritora saca a la luz la hipocresía de la sociedad. En Berlín Occidental Murat representa lo más bajo de la escala social y, por tanto, ha de recurrir a los servicios de prostitución. Por el contrario, en Berlín Oriental es considerado un hombre pudiente por disponer de dinero occidental. Consecuentemente, para estas mujeres se encuentra en un peldaño superior de la escala social y como tal ya no ha de utilizar los servicios de prostitución; las mujeres berlinesas orientales toman en consideración la posibilidad de casarse con un trabajador turco de la zona occidental de la ciudad. De este modo, la figura de Murat encarna dos aspectos de una misma situación.
“Aber jetzt wollte er in Ostberlin eine Ehefrau finden. »Der Türke gilt dort als Westler. Westgeld ist im Osten das ideale Geld.«“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 69)
Esta hipocresía conduce a muchos inmigrantes turcos a una vida nómada entre las dos partes de la ciudad. Casados con berlinesas orientales y con trabajo en la parte occidental de la ciudad, se ven arrastrados a una vida en constante movimiento yendo hacia uno y otro lado del muro. Mediante la imagen de la ciudad dividida la autora refleja la fragmentación de la identidad del inmigrante, que no halla reposo en ninguna de las dos partes de Berlín. Su ir y venir prueba el desasosiego producido por el desarraigo. Una vez abandonado su país, continúa el éxodo, aquí ejemplificado en el incesante viaje entre dos partes de una ciudad dividida.
Las palabras estenografiadas del propio Murat exponen esta situación:
“… Türkische Männer arbeiten im Westen, dann Feierabend, dann ein Bier, eine Zigarette, 19 Uhr über die Grenze nach Ostberlin zur Frau. Suppe trinken, dann ins Bett, um 23 Uhr über die Grenze zurück in den Westen, dann 24 Uhr wieder Grenzübergang, Geld wechseln, einreisen nach Ostberlin. Frau wartet drüben vor der Grenze, dann wieder ins Bett, sechs Uhr morgens wieder über die Grenze in den Westen, dann an die Arbeit.«“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 70)
Precisamente esta disociación del yo, reflejada en el constante trasiego entre la ciudad dividida, será la perdición de Murat. Parece haber alcanzado su anhelo al conocer a Jutta. Se enamoran y ella solicita el visado para él. Pero Murat viaja un día antes de entrar en vigor el visado a la zona oriental. Al llegar la medianoche, momento en el que debe retornar al lado occidental para entrar de nuevo a la zona oriental, considera que ya no es necesario, pues desde la medianoche su visado está en vigor. Cuando a la mañana siguiente se acerca al control fronterizo para recoger su visado, los funcionarios alemán-orientales le retienen e interrogan. No volverá a ver a su amada, pues le deniegan la entrada a la DDR.
“Aber um Mitternacht dachten sie, sein Visum wäre jetzt ohnehin gültig, und sie blieben im Bett liegen. Am Morgen ging Jutta zur Arbeit und Murat zur Grenze, um sein Visum abzuholen, und die Tragödie begann. Murat mußte stundenlang in einem Raum sitzen und wurde von einem hohen Polizeibeamten verhört. »Lieben Sie diese Frau? Als was arbeiten Sie in Berlin?« »Kellner«, sagte Murat. Der Beamte sagte: »Wir können Sie nie wieder einreisen lassen, Sie können Ihre Freundin nicht wiedersehen, es sei denn, Sie arbeiten für uns.«“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 199)
Está en la tierra prometida, pero no puede alcanzar su sueño. Al igual que muchos otros inmigrantes, Murat comprueba cómo la idea del paraíso es una mera ilusión. Como afirman las prostitutas del burdel, ni Jutta, ni él pueden romper las barreras que los separan:
“ »Sie kann die Mauer nicht« durchbrechen sagten die Nutten. ... Er ging zum Dachgarten hinaus und schaute von dort zum Ostberliner Fernsehturm hinüber.“ (Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 199)
En este sentido se ve cómo la reflexión, que realiza Murat al principio de ser presentado al lector, cobra relevancia:
“»Türken sind als fremde Tiere in die Landschaft der anderen Tiere gekommen, und Tiere haben Angst vor fremden Tieren.«(Özdamar, Emine Sevgi (2003): Seltsame Sterne starren zur Erde. Köln: Kiepenheuer und Witsch, p. 69)
Es un elemento extraño que como tal es percibido por la sociedad de acogida, que le recuerda constantemente su status de foráneo y no le permite superar las barreras que le separan de los autóctonos. Özdamar hace esta reflexión sin realizar ningún tipo de crítica, ni valoración. Lo constata como un aspecto que acompaña a la inmigración.