Conclusiones

El estudio diacrónico del fenómeno literario aquí denominado literatura del discurso multicultural turco-alemán permite, por un lado, determinar que éste tiene su origen en la ‘Gastarbeiterliteratur’ de los años sesenta y setenta. Por otro lado, se aprecia un paralelismo entre la evolución del término, que ha experimentado diferentes denominaciones – desde ‘Gastarbeiter-‘a ‘Migrantenliteratur’ y literatura Inter.- y multicultural -, y la transformación de este fenómeno literario.
La literatura del discurso multicultural turco-alemana se contempla tanto en el aspecto lingüístico como temático, pues los primeros escritos se presentan en lengua turca para su posterior traducción al alemán en tanto que las últimas obras se redactan generalmente en idioma alemán. Y en este mismo sentido se advierte un desarrollo de los temas. Los textos iniciales abordan los tópicos de dos mundos enfrentados y antagónicos entre sí, el desplazamiento y la foraneidad junto con el anhelo e idealización del país de origen mientras que en las últimas obras estos temas dan paso a una amalgama de lo propio con lo otro.
Del mismo modo, en las primeras publicaciones se comprueba la recreación de identidades fragmentadas, que retratan a personajes en constante proceso de formulación y reformulación de la identidad personal y nacional; aún observándose en las obras ese proceso de recreación de identidades fragmentadas, éste se inscribe hoy día dentro de un entorno multicultural.
En cuanto a la incomodidad de los protagonistas que reflejan estas obras, también puede verse cómo ésta evoluciona: en los textos primeros la desazón deriva de una estructura social en la que, por un lado, se retratan emigrantes enfrentados a una sociedad que no entienden debido a su diferente origen y socialización y, por otro, se plasma la situación de rechazo que los mismos viven en un entorno social hostil. En los últimos escritos, por el contrario, esta contrariedad se debe a la doble exclusión que afrontan estos personajes, dado que el país de acogida - al que ellos consideran en verdad como suyo - los rechaza en tanto que el país de sus progenitores los considera, a su vez, diferentes. De este modo, los autores multiculturales turco-alemanes confieren en su calidad de alemanes nuevos un significado diferente a la concepción de identidad nacional.
No cabe duda que la novela turco-alemana se gesta en el seno de la ‘Gastarbeiterliteratur’ a la par que no puede obviarse que dicho término tan sólo puede hacer referencia a la temática. Los que escriben no son trabajadores industriales. Por tanto, es necesario tener presente que aún cuando la mayoría de los representantes literarios no formaba parte del colectivo integrado por trabajadores industriales, sin embargo, muchos de ellos se erigieron en adalides de este sector e hicieron suyas las experiencias vividas por sus compatriotas dándoles forma estética.
Además, si se toma en consideración el elevado índice de analfabetismo entre la población inmigrante industrial turca, no es de extrañar que sean principalmente universitarios emigrados los que plasman literariamente el desarraigo y el extrañamiento desencadenado por la emigración.
En estos momentos, los autores recurren a la pluma para descifrar lo que supone el abandono del país de origen y el inicio de una nueva vida en una tierra extraña, con un idioma y unas costumbres diferentes. Por consiguiente, echan mano de la literatura para recrear la situación personal en la que se hallan multitud de compatriotas y por la que ésta se ve impelida a reformular su propia identidad en un entorno nuevo, con valores y normas diferentes a las previamente interiorizadas.
La escritura surge, por tanto, como una necesidad de autojustificación en un entorno nuevo que cuestiona constantemente valores, normas y costumbres anteriormente adquiridas.
La novela del discurso multicultural turco-alemán tiene que ser entendida desde un determinado entorno socio-cultural. El análisis de este contexto social permite concluir que la creación literaria turco-alemana es un fenómeno peculiar donde el carácter social e histórico predomina en detrimento de la calidad literaria. La prevalencia del aspecto socio-cultural permite comprender mejor los temas plasmados en las novelas. Éstos reflejan historias personales donde el emigrante vive todo tipo de experiencias negativas en un entorno hostil. Son frecuentes los relatos de desencuentros entre alemanes y turcos, en los que reiteradamente se retratan situaciones de xenofobia.
En este mismo contexto se entiende la imagen idealizada, unas veces, del país de origen y, otras, del país de acogida. En lo que a la imagen sublimizada de la RFA se refiere, ésta experimenta una transformación, por medio de la que el ideal es confrontado con la realidad del país y se troca en desilusión. De ahí que los trazos de país perfecto y anhelado se observen predominantemente en las obras escritas en Turquía y anteriores a la marcha al extranjero, cuando en el país de origen se contempla Alemania como un paraíso terrenal – imagen a la que contribuían aquellos emigrantes que en verano iban con sus grandes coches alemanes a pasar una temporada en su país - ; mientras que la desilusión se detecta en mayor medida en las obras escritas en el país de acogida. Pues, una vez en el país extranjero, los turcos descubren que no existe el Edén que imaginaron y, además, afrontan constantemente su diferencia.
Precisamente este desencuentro con la cultura del país de acogida desencadena la idealización del país de procedencia. Olvidan que se vieron obligados a marchar por la falta de trabajo y recuerdan tan sólo los buenos momentos, el calor de la familia, el sentimiento de acogida y pertenencia a un hogar.
Consecuencia de esta discrepancia son obras de marcado carácter autobiográfico, en las que la sociedad de acogida es retratada como un entorno adverso que se caracteriza por su alta tecnificación industrial y, por tanto, deshumaniza a los trabajadores inmigrantes convirtiéndolos en meros instrumentos de trabajo.
En estos escritos, donde predominan las diferencias culturales, destaca lo ajeno alemán frente a lo propio turco, retratando a Alemania y su sociedad como decadentes y desalmados, mientras que Turquía simboliza la pureza y la naturaleza intacta.
Dentro del carácter predominantemente social de estas novelas y en línea con lo apuntado arriba, los primeros textos inscritos en este fenómeno literario se identifican como instantáneas de situaciones personales difíciles en las que priman las experiencias negativas de muchos inmigrantes.
Reflejan frecuentemente la consternación del agricultor y artesano turco que con la decisión de emigrar no sólo realiza un viaje geográfico, sino también da un salto histórico, ya que la mayoría de los inmigrantes, al proceder de entornos rurales, contemplan estupefactos la sociedad de acogida con sus sistemas de gestión anónimos. En estas obras, se resaltan, por consiguiente, los elementos ajenos.
Además, dada su procedencia geográfica y cultural diferente, los individuos retratados en estas obras observan un choque cultural brutal, ejemplificado por la disparidad de costumbres natales y del país de acogida; asimismo, descubren perplejos que algunos sectores de la población alemana mira despectivamente sus hábitos y costumbres.
Paralelamente, el conocimiento deficitario o insuficiente del idioma alemán convierte a personas cultas en sujetos sin instrucción, prácticamente en analfabetos, independientemente de la formación académica adquirida en su país de origen.
Todo esto deriva en una serie de vivencias negativas, donde destaca la ausencia de contacto entre sociedad mayoritaria y colectivo minoritario turco.
Asimismo, se aprecia la dicotomía ajeno – propio como elemento característico de este fenómeno literario. La situación que deriva de la diferencia y las dificultades inherentes a la condición de meteco origina una literatura que se sustenta primordialmente de la dualidad que resulta de la oposición ajeno – propio, en la que el extremo de lo ajeno está representado por los elementos diferentes ya sea del país de acogida, ya sea en el país de origen.
En este sentido, se observa que la literatura del discurso multicultural es extremadamente dinámica; de tal modo que lo ajeno y lo propio varían en el transcurso del tiempo, tornándose lo foráneo de la primera generación en propio para la segunda y lo peculiar en ajeno.
Esta oscilación entre dos polos da lugar a un proceso abierto y en constante cambio que implica la simultaneidad de lo propio y lo ajeno en un continuo ir y venir entre la alteridad y lo característico de uno. De este modo lo diferente se convierte en factor característico de elementos propios y lo peculiar en elemento diferente. En consecuencia, se aprecia en estas obras la plasmación de puntos de vista dobles y ambiguos.
En este sentido, la perspectiva múltiple de estos textos pone de manifiesto diferentes características y peculiaridades de los ajeno y su complejidad. De este modo, se subraya la alteridad de lo foráneo a la par que se destaca su igualdad en un intento claro por conciliar a través de la presentación de planos de perspectiva diferentes lo propio con lo ajeno y de esta forma ofrecer una imagen más acertada y justa de la realidad y el momento circundante en la que se retratan tanto componentes positivos como negativos de la alteridad; todo ello con el objetivo de evidenciar los vínculos que hay entre lo autóctono y lo foráneo, para percibir lo ajeno por su diferencia y no a pesar de su diferencia.
Es de destacar que la dicotomía ajeno – propio se refleja en los temas abordados por los autores turco-alemanes del discurso multicultural, siendo la identidad y la lengua polos esenciales en torno a los que gira esta dualidad.
La complejidad de las circunstancias vividas por estos autores se traduce en un tratamiento recurrente del tema de la identidad en un intento por explicar su situación personal. De facto, los autores representantes de este fenómeno literario utilizan la escritura a modo de catarsis para, por un lado, distanciarse de los problemas inmediatos emanados de la emigración y, por otro, analizar su situación de metecos en una sociedad ajena.
De ahí que se pueda concluir que esta temática prevalece a lo largo de todo este fenómeno literario, tanto en los escritores pertenecientes a la primera como en aquellos que se enmarcan ya en la segunda, e incluso tercera, generación. Ahora bien, cabe distinguir un matiz diferente en lo concerniente a este tema entre los representantes de una y otra.
En las obras de los autores de primera generación se identifica el tema de la identidad desde la reflexión sobre la emigración. Ésta obliga al individuo emigrado a replantearse la identidad desde una personalidad ya formada. Los sujetos retratados en estas obras llegaron a la RFA formados y educados en la sociedad y el sistema educativo otomano y en este país descubren que valores, normas y hábitos que tenían por válidos son despreciados y puestos en entredicho. Imperan, por tanto, los retratos de personajes que, a priori, parecen perder todos sus derechos de ciudadanos, incluso pasan de personas adultas a menores de edad. Esto motiva la estupefacción, la perplejidad y la ingenuidad de muchos de estos personajes.
En las obras de los autores de segunda generación, por el contrario, esta temática es abordada desde la crítica social. Los personajes caracterizados en estas obras se debaten entre dos cosmogonías: el entorno familiar turco y el entorno social alemán. En ambos son extraños, ya que por nacimiento y educación escolar participan de los valores alemanes, en tanto que por ascendentes y educación familiar pertenecen al ámbito turco.
Sufren, por consiguiente, una doble alienación, la que experimentan en Turquía donde son contemplados como ajenos y la que viven en el país de acogida donde se les considera extranjeros. Y este doble extrañamiento les hace estar divididos en dos, presentando identidades disociadas.
El otro pilar fundamental sobre el que se asientan las obras enmarcadas en esta literatura es la lengua. Ésta se halla estrechamente vinculada al tema de la identidad en virtud de su capacidad para moldear la identidad de los personajes retratados en estos textos.
A este respecto, se aprecia que el lugar de la literatura es la lengua en la que estas obras están escritas y no la diferencia cultural de la localización, de los personajes o del autor.
Por consiguiente, la opción lingüística de los autores turco-alemanes se interpreta en este sentido. Pues, si bien, en un primer momento se observa que éstos escriben preferentemente en turco debido a su desconocimiento o a la inseguridad en su competencia lingüística de la lengua alemana, sin embargo, una vez que poseen un dominio suficiente de la lengua de Goethe, se advierte una clara división entre escritores que eligen como lengua literaria el alemán y otros que optan por el turco y dejan traducir sus obras posteriormente.
En consecuencia, el empleo del idioma turco pone de manifiesto la mayor conexión que existe entre estos autores y su país de origen. Es más, de este modo reivindican por medio del empleo de un idioma diferente al del país de acogida su singularidad. Este es el caso de Åras Ören y Aysel Özakin; el primero, pese a tener un perfecto dominio del alemán, plasma todo su corpus literario en turco y posteriormente lo deja traducir. La segunda escribe sus primeras obras en turco, en tanto que tras su cambio de domicilio al Reino Unido utiliza como lengua literaria el inglés.
Por otra parte, se observa la manifiesta adhesión a la cultura y literatura alemana de aquellos escritores que desde un primer momento se deciden por el alemán como vehículo de comunicación estética. Este es el caso de Emine Sevgi Özdamar, para quien el idioma se convierte en metáfora del mestizaje que caracteriza la identidad de los individuos retratados en sus obras. Se aprecia, consiguientemente, el uso de un lenguaje que resulta de la síntesis de la lengua materna de la escritora y de la alemana, poniendo de relieve el hibridismo de los personajes a través de este lenguaje.
Asimismo, se advierte cómo la lengua de los padres se ha tornado ajena, por lo que los protagonistas de muchas de las obras se ven involucrados en un camino iniciático que les permita descubrir quién son realmente. Así ocurre en algunas de las obras de Alev Tekinay, autora que recurre con frecuencia a imágenes simbólicas para unir por medio de la lengua dos modos de contemplar el mundo, a priori, antagónicos.
Por otra parte, entre los autores más jóvenes se identifica un empleo más consciente a la par que arrogante de la lengua, utilizándola como instrumento para reivindicar su lugar en el seno de la literatura alemana. De este modo, llaman la atención sobre el carácter predominantemente alemán de su creación, dado que la lengua es, como se menciona más arriba, el lugar de la literatura.
En este sentido, conviene destacar el uso virulento que hace Feridun Zaimoglu del idioma alemán, para poner de manifiesto la identidad fragmentada de unos personajes asociales. Mientras que los sujetos retratados por Alev Tekinay intentan hallar por todos los medios posibles un punto de unión a su disociación, recurriendo para ello incluso a soluciones fantásticas, los individuos retratados por Feridun Zaimoglu reivindican a través de un vocabulario agresivo su condición ajena. Vindican en todo momento su diferencia a la vez que resaltan su participación en la sociedad alemana, aún cuando forman parte de las clases sociales marginales. Dado que la marginalidad forma parte de esta sociedad, ellos como ‘kanaken’ están en ella y por tanto, lo quiera o no la sociedad de acogida, la multiculturalidad forma, de hecho, parte de ésta.
En este mismo sentido se interpreta la vinculación entre lengua e identidad que se observa en la obra literaria de Selim Özdogan. Éste retrata la búsqueda de identidad de sus personajes a través de la lengua en tanto en cuanto que los sujetos perfilados recrean su propia trayectoria personal de forma literaria. De este modo la profesión de escritor - que desempeñan la mayoría de sus protagonistas – se convierte en recreación literaria de la identidad personal de los personajes que retrata, basándose para ello en su propia experiencia vital.
Como se indica supra, esta literatura se caracteriza por el gran dinamismo que emana de su naturaleza dual. Esta viveza conlleva, por una parte, un constante trasiego entre lo ajeno y lo propio y, por otra, una recurrencia temática en incesante evolución.
La visión diacrónica que se presenta en esta tesis permite formular la reiteración de los tópicos planteados junto con una modificación en el tratamiento de los mismos.
En lo que concierne a los temas, los cuatro autores estudiados repiten los argumentos de la identidad, el país de acogida frente al de origen, la foraneidad y la inmigración, así como la imagen de la mujer y el idioma. Se observa también una reiterada tematización del sexo y las relaciones de pareja, si bien son los dos autores más jóvenes, Feridun Zaimoglu y Selim Özdogan, quienes más inciden en esta materia.
En la concepción de los temas abordados en estas obras se aprecia una disociación recurrente que se interpreta como resultado del origen cultural de las propias obras, surgidas del intercambio cultural entre lo propio y lo ajeno y viceversa.
Asimismo, se comprueba el dinamismo de estas obras en el persistente ir y venir de lugares tanto geográficos como históricos; actividad que es refrendada por el tópico del viaje.
Este movimiento se refleja paralelamente en la evolución de los temas con el transcurrir del tiempo. Si bien se identifican los mismos temas en los autores aquí estudiados, también es cierto que el planteamiento de los mismos ha experimentado un cambio. Éste se puede resumir en una variación de mayor a menor en una escala de medición de elementos turcos.
De este modo, en la obra de Emine Sevgi Özdamar se distingue la frecuente mención de costumbres, hábitos, calles, escenas turcas, pese a transcurrir la acción de la obra principalmente en Berlín. La autora no es capaz de romper los lazos que la unen a su país natal, por lo que se reconocen frecuentes comparaciones entre el país en el que vive y aquel del que procede. De hecho, la división de la ciudad alemana es una metáfora de la propia identidad del yo narrativo, que se refleja en el constante movimiento de éste, yendo de Berlín Oriental a Berlín Occidental y de esta ciudad a Estambul. Se trata, por un lado, de un desplazamiento geográfico y real, mientras que, por otro, el viaje es temporal y ficticio, dado que tiene lugar en la reminiscencia de la autora.
En la novela de Alev Tekinay, por el contrario, lo ajeno y lo propio se retrata desde ángulos diferentes. Así, se observa una primera división entre padres e hijos, donde los padres retratados en esta novela encarnan al prototipo de inmigrante turco de primera generación que sigue contemplando con ojos perplejos la sociedad de acogida y, consecuentemente, construye en el seno familiar una Turquía en miniatura a modo de fotografía ajada y estática, en tanto que los hijos pertenecen a la segunda generación de extranjeros.
Éstos han vivido la mayoría de su vida en Alemania y consideran muchas de las costumbres familiares desfasadas y fuera de lugar en el entorno alemán. Además, se consideran a sí mismos alemanes y no comparten el anhelo de los padres por retornar a Turquía, país que no consideran suyo, ya que se han convertido en ‘alemanizados’ y como tales contemplan el país de sus progenitores como ajeno. Simultáneamente, estos últimos sufren una doble diferencia, ya que, por un lado, experimentan Turquía como país foráneo y, por otro, los alemanes los consideran extranjeros.
De este modo, se advierte que la única manera de poder integrarse en la sociedad de acogida es ‘destacando’. Y en este contexto es en el que se interpretan los estudios de la hermana del protagonista y el éxito editorial del yo narrativo. La profesión de médico concede al que la desempeña un status social superior así como el oficio de escritor eleva al autor por encima de la población general.
En este mismo sentido, se contempla la figura de Serdar, el protagonista retratado por Feridun Zaimoglu en Liebesmale, scharlachot. Por medio de la contraposición Serdar – Hakan el novelista pone de manifiesto que la labor literaria supone un ascenso social para el personaje. Ambos amigos son en el fondo iguales, pero Serdar ha logrado terminar sus estudios de Educación Secundaria y Bachillerato, aprobando el examen de ‘Abitur’. Ha iniciado estudios universitarios y esta circunstancia le diferencia del resto de los inmigrantes ‘kanaken’, que no han concluido sus estudios y pertenecen, por tanto, a los estratos sociales inferiores. Es más, Serdar se dedica además al noble arte de las Bellas Letras y en el marco de éstas a la más valorada: la lírica.
Finalmente, cabe destacar que la disociación del protagonista perfilado por Selim Özdogan no deriva tanto de su doble ascendencia, turca por familia y alemana por socialización y educación, sino de su plena integración en el actual modelo de sociedad occidental, caracterizado por un sentimiento de insatisfacción y desazón. Resultado de este hastío es el constante movimiento en que se halla el yo narrativo en su afán de cambio a la vez que evidencia ciertos rasgos de indolencia. Por un lado, quiere que las cosas cambien, pero, por otro, rehuye todo tipo de compromiso.
En consecuencia, la transformación permite descubrir un paulatino abandono de la perspectiva exclusivamente turca para introducir aspectos propiamente occidentales.
El estudio de las obras analizadas en este trabajo evidencia un diálogo por medio del que los textos entablan conversación con el lector potencial; en este diálogo los autores integran el idioma turco con disimulo en la lengua alemana, reproduciendo de este modo la simultaneidad de lo diverso.
Este encuentro se basa, por un lado, en la diferente procedencia cultural del escritor, dado que tanto si ha sido socializado y educado en Turquía como en Alemania parte de una dualidad cultural que no es la habitual del lector nativo alemán. Consiguientemente, los creadores turco-alemanes enriquecen la lengua alemana bien inconsciente- bien conscientemente trasladando a ésta figuras y expresiones propias del idioma turco.
Por otro lado, la exposición del argumento relativo al país de origen frente al de acogida, así como el tema de la emigración contrapuesto al de la inmigración no representa la tan manida y comentada huida al paraíso, sino un proyecto vital.
Los escritores turco-alemanes en su calidad de alemanes de nuevo cuño reivindican su derecho a permanecer en el país que les ha visto crecer y donde frecuentemente han nacido. Sin embargo, debido al recelo que la sociedad de acogida manifiesta ante lo ajeno se ven impelidos a subrayar la simultaneidad de lo diverso, para de esta forma vindicar su carácter alemán unido a su idiosincrasia turca.
Consiguientemente, se advierte en esto textos el planteamiento de los temas desde una actitud conciliadora que tiene por objetivo aunar rasgos ajenos y propios en una personalidad nueva, en la que cohabitan las dos formas de entender el mundo.
El carácter intercultural de estas obras emana del carácter dual de las mismas, a la par que del diálogo que éstas entablan con el lector. En este sentido se advierte que el argumento del país de acogida versus país de origen o el de la alteridad contrapuesta a lo propio requiere de la presencia de un interlocutor intercultural así como de un lector implícito de la propia cultura.
De este modo, al pertenecer interlocutor y lector a diferentes ámbitos culturales, las obras no pueden ser adscritas a una u otra tradición literaria, sino que constituyen un fenómeno literario nuevo en el marco de la literatura alemana.
Consecuentemente, pese a presentar estas obras contenidos biculturales, el procedimiento creativo les otorga autenticidad intercultural, y esta autenticidad es innovadora en tanto que constituye el núcleo estético de esta literatura que intenta hacerse un huevo dentro de la literatura alemana mayoritaria.
Todas las culturas cuentan con una historia de migraciones e intercambios de ideas que son, precisamente, el resultado de esos procesos migratorios. De ahí que se pueda afirmar que la cultura en cualquier tipo de sociedad es multicultural en su génesis, aún cuando la propia sociedad se perciba a sí misma y su cultura como homogénea. Esta homogeneidad en la percepción de la propia cultura se debe a la circunstancia de hallarse la cultura foránea tan imbricada con la autóctona que los aspectos ajenos pasan desapercibidos tornándose propios.
Justo en el momento actual se observa un intercambio de ideas, conocimientos, tecnología y mercancías a nivel mundial de tal envergadura que la cultura nacional va perdiendo paulatinamente sus rasgos autóctonos y peculiares, dando paso a una cultura globalizada y heterogénea.
Esta universalización no sólo se ve influida por los procesos migratorios, sino que el incesante movimiento de ideas y conocimientos a través de los nuevos medios de comunicación, en particular internet, propician un mestizaje impetuoso y masivo.
En este sentido se advierte un proceso multicultural a nivel mundial por un lado, así como a nivel nacional por otro.
Ante este desarrollo se constatan dos posturas antagónicas, pues algunos agentes sociales y culturales entienden que la pluralidad enriquece las propias posibilidades culturales de los diferentes países, mientras que otros contemplan esta evolución como una amenaza a las tradiciones y valores propios.
Esta ambivalencia es, a mi entender, la causa del tratamiento y repercusión ambiguos de que es objeto en la RFA la literatura del discurso multicultural-turco alemán. Por un lado se crean premios e instancias que fomentan y apoyan a los autores turco-alemanes – así como de otras nacionalidades -, pero, por otro, se les añade la etiqueta ‘escrito por autores de origen no alemán’. De este modo se pone en práctica una política de ‘exclusión por inclusión’, que aparentemente intenta integrar dentro del conjunto de la literatura nacional mayoritaria estas obras, pero simultáneamente está excluyendo estas obras categorizándolas como obras de autores ‘exóticos’.
Finalmente, la visión diacrónica ofrecida en esta tesis permite determinar que del mismo modo que la minoría turca ha pasado a ser una parte integrante de la sociedad alemana, también los autores turco-alemanes forman parte del mundo literario alemán, cuanto más, si, como se observa en la evolución de los mismos, reflejan en sus obras aspectos de la vida cotidiana alemana.